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Si digo Moscú, inmediatamente
vienen a mi cabeza unos cuantos recuerdos…
La espectacular Plaza Roja.
La Torre de la Televisión (y
ver la ciudad desde arriba, salpicada de espacios verdes).
La nave espacial en la que
viajó Yuri Gagarin (¿cómo pudo volar encerrado en algo tan pequeño?).
El paisaje de cúpulas doradas
visto desde mi habitación del 10º piso del hotel.
Navegar por el Río Moscova,
atravesando la ciudad justo el último día antes que las aguas comenzaran a
congelarse.
El idioma incomprensible, y el
oasis de cada lugar donde me respondían en inglés.
Las fabulosas obras de arte
que son las estaciones del Metro.
El tren super rápido devorando
kilómetros en el viaje nocturno rumbo a Ucrania.
Las matrioskas (no podía
volver de Moscú sin auténticas matrioskas varias).
Matrioskas, ese es el punto.
La matrioska es una
tradicional artesanía rusa. Una muñeca de vivos colores y hueca por dentro.
En su interior otra muñeca
rusa similar pero más pequeña.
En el interior de la más
pequeña otra más pequeña aún.
Y otra, y otra. Todas huecas y
con otra muñeca más chica adentro. Algunas incluyen 3 muñecas, otras más hasta
el número que se desee. Pocas pasan de 20, aunque en algunos casos pueden
resultar más de 50 muñequitas una adentro de la otra.
Pueden llegar a ser muy
originales, más allá de las tradicionales de siempre.
Por ejemplo: una matrioska
tiene la imagen de Vladimir Putin. Adentro la de Boris Yeltsin. Adentro de ésta
la de Gorbachov. En su interior la de Brezhnev, luego la de Krushchov, después
Stalin, Lenin y finalmente los propios zares. Interesante, ¿verdad?
La matrioska es una buena
imagen para representar el cerebro humano.
Porque aunque a todos nos
parece que tenemos 1 cerebro, en realidad tenemos 3. Uno adentro del otro.
El primer cerebro es el más
conocido, por decirlo de algún modo.
Es la estructura más
propiamente humana, basada fundamentalmente en la corteza cerebral.
La zona más evolucionada, la
de aparición más tardía.
Base de la inteligencia, la
imaginación, la creatividad y la vida psicológica más sutil.
Pero dentro de esa estructura
hay otra. ¡Sorpresa!
Otra estructura cerebral con
su propia lógica de funcionamiento, basada en el cerebro medio.
Una zona más antigua, con
características similares a las de los mamíferos.
Base de las emociones, los
sentimientos, los impulsos y toda una vida psicológica bastante conflictiva.
Pero además hay una estructura
más. ¡Otra!
Con otra lógica de
funcionamiento diferente a las 2 anteriores, basada en el tronco cerebral.
Una zona completamente
primitiva, con ciertas características similares a las de los…¡reptiles!
Base de las jerarquías, la
violencia, el dominio territorial, los rituales y toda una oscura vida
psicológica.
Por si no bastara con 1 cerebro…
3 cerebros. Tres. Three.
Trinidad. Triple.
Cerebro humano, dentro del
cual un cerebro de mamífero en el que a su vez reside un cerebro de reptil.
Los 3 operando a la vez.
A veces juntos…y muchas otras
veces desafinando entre sí.
Muchas veces hay campañas
electorales que trabajan como si dentro del votante no hubiera ningún cerebro.
Cero. Vacío. Nada.
Eso parecen pensar algunos
candidatos.
Otras campañas trabajan como
si el votante tuviera un solo cerebro.
El cerebro típicamente humano.
Evolutivamente humano.
Y allá mandan sus mensajes
racionales, lógicos, argumentativos…
Pero aún estas campañas se
están olvidando de los otros 2 cerebros agazapados en el votante.
El cerebro de mamífero.
Y el cerebro de reptil.